"La independencia del Perú fue un movimiento de élites criollas, que no representaban los intereses indígenas. La nueva república proclamó como idioma oficial el castellano, que sólo hablaba entonces el 10% de la población. De igual forma, se disolvieron las comunidades indígenas, permitiendo que los hacendados se apropiaran de las tierras comunales y sometieran a los indígenas a un régimen similar al feudalismo, incluyendo los castigos físicos. El control efectivo del territorio estaba en manos de los hacendados. Sólo éstos o las personas de su entorno podían desempeñar cargos públicos, como Subprefecto, Gobernador y Juez de Paz. Durante las pocas elecciones que se produjeron, la población indígena no podía participar, porque para ser elector era necesario tener determinados ingresos".
Ardito Vega, Wilfredo, 2003 I diritti culturali e una democracia fatta di tante etnie, Missione Oggi, marzo, Turín.
Escribí las primeras líneas de esta entrada en
el año 2005, recordando las experiencias de mi abuelo, que hace unos días falleció
después de una larga vida. Mi padre me puso mi segundo nombre en su honor (Lorenzo
Maximiliano Pandal). Quisiera publicar sus experiencias contadas innumerables
veces por él como un homenaje en su memoria y completar esta entrada después de tanto tiempo.
El nació en una época penosa
para el Perú y más aún penosa para casi el 80 % de peruanos indígenas, me
contaba que en aquella época en su comunidad no existía una posta médica, no
existía escuela, no se sabía que era una universidad. Era una época en la que
el campesino ni siquiera era dueño de la tierra que trabajaba con tanto ímpetu,
las tierras ancestrales comunales pertenecían a los hacendados y/o al estado,
el campesino vivía sumido en una profunda miseria, frecuentemente ahogando su
desesperanza en el alcohol barato que lentamente acababa con su vida. Naturalmente
para la época mi abuelo tuvo que trabajar desde los 12 años (la edad actual de
mi hijo mayor), imaginar a mi abuelo trabajando a esa edad y en un lugar tan
peligroso como una mina me hace dar cuenta de su temple; me contaba que
trabajaba en el oficio de capachero, que básicamente consistía en empujar los
vagones con el mineral hasta la superficie, de ahí llevaban el mineral en sus
espaldas hasta la planta de concentrados como si fueran animales de carga. El
vio morir a muchos de sus compañeros dentro de estas espantosas formas de
explotación, salvo de morir en varias oportunidades y en su mente solo deseaba
no tener que trabajar toda su vida en ese lugar.
Y así lo hizo, como el me repetía
constantemente la vida te da pocas oportunidades y no debemos desperdiciarlas
porque el tiempo pasa muy rápido, y así le llego su oportunidad ya que
necesitaba seguir trabajando luego de dejar la mina prometiendo no regresar.
Existía por aquella época necesidad de contar con “portamiras” personas
infatigables y veloces que puedan cruzar los cerros como llamas, transportando las
miras sin que mueran rodando por los precipicios en ese afán (las miras son
reglas de madera de regular proporción que sirve para medir distancias, esto con
el uso del teodolito a través de lecturas ópticas, instrumentos de los antiguos
topógrafos). Como pocos de su cuadrilla, pudo sobresalir en su oficio y poco a
poco escalar posiciones, sin haber culminado la primaria logró aprender el uso
del nivel de ingeniero, del teodolito, realizar levantamientos topográficos, elaborar
planos, logró aprender y resolver las ecuaciones para lograr tener datos en un
levantamiento y replanteo topográfico (recuerdo las tantas veces que se ofrecía
a enseñarme acerca de los logaritmos), participó en innumerables proyectos,
entre los que recuerdo están la Central Hidroeléctrica de Chaprín que hasta la
actualidad provee de energía a la Mina Atacocha, el proyecto Derivación
Marcapomacocha, con el objetivo de captar y embalsar aguas de la vertiente del
Atlántico en los andes y, a través de un túnel trasandino de 13.7 kilómetros,
derivarlas a la vertiente del Pacífico, para ser utilizadas en la generación de
energía eléctrica en las centrales de Callahuanca, Moyopampa, Huampaní y la de
Huinco (actualmente continúa proporcionando el agua necesaria para las
centrales hidroeléctricas y el agua potable para la ciudad de Lima), La Central
Hidroeléctrica de Huinco, redes de agua potable para diversos pueblos de su
comunidad y otras comunidades, en fin llego a ser admirado y respetado por toda
su generación y logró el éxito que todos anhelamos.
¿Pero cómo un hombre con tan poca
instrucción y conocimientos pudo llegar tan lejos?, recuerdo en él un tremendo
amor por el trabajo, cuando contaba todos los proyectos en que participó lo
hacía con un tremendo orgullo y pasión, con un brillo en los ojos, desde niños
nos enseñó a amar el trabajo, recuerdo que en un año en las vacaciones
escolares nos llevó a mi primo Luís y a mí (tendríamos como 10 años más o
menos), a su último trabajo en la Central Hidroeléctrica de Moyopampa en
Chosica (en esa época no había tanta seguridad como ahora) y como si fuera nuestro jefe
nos daba órdenes de limpiar y ordenar el almacén en donde trabajaba, en el fin
de semana nos daba con un sobre cerrado nuestro sueldo (cuan emocionados nos sentíamos
por poder trabajar y ser útiles), creo que este hecho nos marcó a ambos para
siempre.
Durante tantos años que compartimos,
nunca lo vi en estado de ebriedad (el detestaba a los “borrachos” como los
llamaba), y creo que lo aborrecía debido a que le hacía recordar sus primeros
años en su comunidad, donde observaba que el alcohol llevaba inexorablemente a
sus hermanos campesinos a tanta miseria y paupérrima vida. El si me vio alguna vez en ese estado, recriminándome
y aconsejando con sus respectivas lisuras que nada bueno obtendría
emborrachándome.
Por último creo que supo rodearse
de buenas personas con las que pudo aprender lo que no pudo hacerlo en una
universidad, recuerdo tantos nombres que mencionaba y su admiración hacia ellos
(están el Ing. Contreras, Ing. Hendo, y tantos otros que la verdad no puedo
recordar); ellos lograron ver el potencial que tenía mi abuelo, su deseo de
superación ayudándolo en su largo camino hacia el éxito y que ahora todo una
nueva generación de profesionales que son sus nietos se lo agradecen.
Gracias Abuelo y hasta pronto.... Descanza en Paz.
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